Musicoterapia  es el uso de la música y sus elementos musicales para curar trastornos  psicológicos en personas inadaptadas, con problemas de stress,  incapacidad para socializarse adecuadamente con otras personas y para  tratar estados de depresión. La Musicoterapia mejora la calidad de vida  de las personas.
Actualmente  la musicoterapia se ha extendido alrededor del mundo. Actualmente se  desarrollan carreras de grado y post-grado en: Europa, Asia, Oceanía y  el continente Americano.
¿Qué hace un Musicoterapeuta?
El  Musicoterapeuta es un profesional con conocimientos musicales y  terapéuticos. Utiliza rutinas musicales para mejorar la salud de  personas que lo necesitan.
En  las sesiones de musicoterapia, se emplean instrumentos musicales,  música editada, grabaciones, sonidos corporales, la voz y otros  materiales sonoros. La musicoterapia considera que la música genera un  estado psicológico positivo que ayuda al paciente a su recuperación y  hacerlo sentirse mejor.
La influencia de los elementos de la música en la mayoría de los individuos es la siguiente:
Tiempo:  los tiempos lentos, entre 60 y 80 golpes por minuto (bpm), suscita  impresiones de calma, de sentimentalismo, serenidad, ternura y tristeza.  Los tempos rápidos de 100 a 150 golpes por minuto, suscitan impresiones  alegres, excitantes y vigorosas.
Ritmo:  los ritmos lentos inducen a la paz y a la serenidad, y los rápidos  estimulan la actividad motora y la necesidad de exteriorizar  sentimientos, aunque también pueden provocar situaciones de estrés si no  se dosifica.
Armonía:  es cuando suenan varios sonidos a la vez. A todo el conjunto se le  llama acorde. Los acordes consonantes están asociados al equilibrio, el  reposo y la alegría. Los acordes disonantes se asocian a la inquietud,  el deseo, la preocupación y la agitación.
Tonalidad:  los tonos mayores suelen ser alegres, vivos y graciosos, provocando la  extroversión de los individuos. Los tonos menores evocan el intimismo,  la melancolía y el sentimentalismo, favoreciendo la introversión del  individuo.
La  altura: las notas agudas actúan frecuentemente sobre el sistema  nervioso provocando una actitud de alerta y aumento de los reflejos.  También ayudan a despertarnos o sacarnos de un estado de cansancio. El  oído es sensible a las notas muy agudas, de forma que si son muy  intensas y prolongadas pueden dañarlo e incluso provocar el descontrol  del sistema nervioso. Los sonidos graves suelen producir efectos  sombríos, una visión pesimista o una tranquilidad extrema.
La  intensidad: es uno de los elementos de la música que influyen en el  comportamiento. Así, un sonido o música tranquilizante puede irritar si  el volumen es mayor que lo que la persona puede soportar.
La  instrumentación: los instrumentos de cuerda suelen evocar el  sentimiento por su sonoridad expresiva y penetrante. Mientras los  instrumentos de viento destacan por su poder alegre y vivo, dando a las  composiciones un carácter brillante, solemne, majestuoso. Los  instrumentos de percusión se caracterizan por su poder rítmico,  liberador y que incita a la acción y el movimiento.
La  utilización de la música como terapia se inicia en la prehistoria. Como  se sabe, la música estuvo presente en ritos mágicos, religiosos y de  curación. Los primeros escritos que hablan de la influencia de la música  sobre el cuerpo humano son los papiros egipcios descubiertos por Petrie  en la ciudad de Kahum en 1889. Estos papiros son del año 1500 a.c y en  ellos ya se racionaliza la utilización de la música como un agente capaz  de curar el cuerpo, calmar la mente y purificar el alma. Fue en la  antigua Grecia donde se plantearon los fundamentos científicos de la  musicoterapia.
Características de la Musicoterapia:
1. La música se usa como un medio para producir cambios en el cuerpo humano.
2. Utiliza procesos abiertos, experimentales, interactivos y evolutivos.
3. Los contenidos en musicoterapia son dinámicos y se van creando a lo largo del proceso.
4. En musicoterapia los objetivos son individuales y particulares.
5. En musicoterapia se evalúa según los objetivos de cada caso por separado.
Los  efectos de la música sobre el comportamiento han sido evidentes desde  los comienzos de la humanidad. A lo largo de la historia, la vida del  hombre ha estado complementada e influenciada por la música. La música  ha sido y es un medio de expresión y comunicación no verbal, también se  ha utilizado como instrumento para manipular y controlar el  comportamiento humano.
La  música facilita el establecimiento y la permanencia de las relaciones  humanas, contribuyendo a la adaptación del individuo a su medio. Por  otra parte, la música es un estímulo que enriquece el proceso sensorial,  cognitivo (pensamiento, lenguaje, aprendizaje y memoria) y también  enriquece los procesos motores, además de fomentar la creatividad y la  disposición al cambio. Así, diversos tipos de música pueden reproducir  diferentes estados de ánimo, que a su vez pueden repercutir en tareas  psicomotoras y cognitivas. Todo ello depende de la actividad de nuestro  sistema nervioso central. La audición de estímulos musicales,  placenteros o no, producen cambios en algunos de los sistemas de  neurotransmisión cerebral. 
Por  ejemplo: los sonidos desagradables producen un incremento en los  niveles cerebrales de serotonina, una neurohormona que se relaciona con  los fenómenos de agresividad y depresión.
El sonido produce una musicalización de la persona, es decir, la impregna interiormente.
Así,  la música que se escucha del exterior, pasa a integrar nuestro archivo  personal, lo que puede denominarse como mundo sonoro interno. Por tanto,  forma nuestra personalidad. Escuchando o produciendo música nos  manifestamos tal como somos o como nos encontramos en un momento  determinado. Cada individuo consume música adecuada para sus  necesidades, absorbiéndola de forma pasiva o creándola de forma activa.
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